-¡Eh, burro, que no ves gente!
El burro siguió pasteando sin, preocuparse de lo que había oído;
al rato volvió a pisar al sapo, mas fuerte que antes, y este grita otra vez:
-¡Eh, burro, que no ves gente!
Entonces el burro miró para abajo, y al ver que era un sapo,
le dijo:
-¡Que gente vas a ser! ¿Qué no ves que no sos más que un
triste sapo?
-Pero soy más gente que vos -replicó el sapo- y sé que te lo
voy a probar. Haremos la guerra y el que gane la batalla será más gente.
Acepto el burro el desafío, convencido de que aplastaría al
sapo, y acordaron quince días de plazo para los preparativos del combate.
El sapo se buscó una calabaza con una boca chica, la llenó
de tábanos, mosquitos, abejas y de cuanto bicho picara fuerte, y la tapó bien.
Mientras tanto el burro busco leones, tigres, zorros, y todo animal malo que
puso encontrar.
Cuando el burro tuvo reunido sus elementos, y llegado el día
fijado, mandó a una zorra a verse con el sapo y a averiguar si estaba listo, diciéndole
que de parte del General Burro estaba a sus órdenes. El sapo contestó que
estaba preparado y que lo esperaba; la zorra, curiosa, le preguntó al sapo
donde tenía su gente y éste, mostrándole la calabaza, le dijo:
-Aquí dentro.
La zorra, burlona, empezó a reír, diciendo:
-¡Como será esa gente!
Entonces el sapo destapó la calabaza, dela que salieron
algunas abejas que se le prendieron a la zorra; esta gritaba y se revolcaba de
dolor, hasta que el ardor que le produjeron las picaduras la hizo tirarse a un
pozo con agua; solo así se libró de las abejas.
Pasada la primera impresión, regreso la zorra y le dio
cuenta al burro de su misión, diciéndole que el sapo estaba listo, pero oculto
lo que le había pasado. El burro, al frente de su gente, fue al encuentro del
sapo, y al encontrarse empezó la batalla. El sapo abrió la calabaza, de donde
salió un enjambre: ¡se prendieron de la gente del burro, derrotándolo completamente!
La zorra, ya se conocía que clase de gente tenía el sapo, salió de las filas
antes de llegar frente al enemigo, y se subió a una altura desde donde
presencio la derrota y la fuga de sus compañeros. Desde allí les gritaba con
toda sus fuerzas:
-¡al agua, compañeros, al agua, que así lo hice yo!
El sapo gano la batalla, comprobando que era más gente que
el burro.
esta feisimooo
ResponderEliminarme encantaa
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